El suministro ininterrumpido de energía eléctrica siempre ha supuesto un reto para los gobiernos, empresas y el público en general. Los numerosos apagones producidos, han obligado a centrar la atención en la importancia de la seguridad y fiabilidad del suministro de energía eléctrica. Por otro lado, el creciente grado de electrificación de las sociedades modernas, una fuerte penetración de generación de energía renovable, el desarrollo de nuevas formas de movilidad eléctrica y el incremento de la digitalización, hacen de la modernización de las redes de distribución una prioridad estratégica.
En la actualidad, muchas redes sufren problemas por falta de inversiones. Además, el proceso continuo de desregulación tras la incertidumbre funcional y normativa que existe en el sector, junto con el efecto desestabilizador sobre el conjunto de la red debido al rápido crecimiento de la generación de las fuentes de energía renovable (en especial la energía eólica), ha empeorado el problema. Por todo ello, CEMOSA centra sus esfuerzos en desarrollar mecanismos de flexibilidad que hagan más eficientes las redes de transmisión de energía y reduzcan las inversiones necesarias en infraestructuras de suministro eléctrico.
El 40% del consumo energético y el 32% de las emisiones de CO2 en Europa, es debido a los edificios, es decir, a la actividad cotidiana de los consumidores finales.
Este nuevo escenario que se plantea trata de descarbonizar la generación de energía mediante la incorporación de unidades de generación renovable en las redes de distribución, y la electrificación de los usos finales de energía (como los vehículos eléctricos y bombas de calor). En este sentido, la regulación europea en su paquete de Energía Limpia reconoce la protestad de las empresas de distribución (DSO) para flexibilizar la distribución.
Existen una serie de características técnicas que hay que tener en cuenta para ofrecer una solución de flexibilidad:
- Características del problema: Control de tensiones, congestiones, operación en isla (microrredes).
- Cuantificación de las necesidades de flexibilidad (en MW, MVA), dirección (inyección o absorción de energía), tiempo y frecuencia del problema.
- Características de la red (topología): Capacidad, configuración, explotación mallada o radial, etc.
- Área de localización en la red: Determinar si es una necesidad generalizada, localizada o de terceros.
- Grado de predictibilidad: Identificar si es un problema predecible (estructural) o difícil de predecir.
- Horizonte temporal para la contratación de flexibilidad: Realizar una planificación de las operaciones implicadas para determinar el tiempo requerido.
- Grado de coordinación entre las redes de transporte y distribución: Nivel de coordinación necesario entre el operador del sistema (TSO) y DSO, o bien entre DSO.
- Tiempos de respuesta de las plantas de generación distribuida (sus siglas en inglés: DER): Los DERs conectados a la red de distribución permiten proveer servicios de respuesta rápida (balances) o servicios de respuesta convencionales (restricciones técnicas).
- Nivel de monitorización de la red. Con el objetivo de obtener una mayor información de las necesidades de flexibilidad.
Desde un punto de vista económico, es necesario considerar los siguientes aspectos:
- Grado de estandarización de ciertos parámetros de los servicios de flexibilidad. Su estandarización permite facilitar la habilitación de proveedores de flexibilidad y disminuir barreras de entrada.
- Determinada por la cantidad de ofertas potenciales para proveer el servicio.
- Costes de transacciones. Relacionados con los costes de transacciones comerciales en el mercado correspondiente.
- Barreras de entrada y salida. Las barreras de entrada vienen dadas principalmente por el marco legal o en decisiones regulatorias de las autoridades, mientras que las barreras de salida incluyen el coste de abandonar un mercado y la capacidad de aprovechar los sistemas o inversiones realizadas en otros mercados.
- Acceso y disponibilidad de la información. Es fundamental que la información relevante sea accesible y esté disponible para todos los proveedores con el objetivo de poder tomar decisiones en base a ella.
- Fases de la creación de mercados y esquemas de incentivos en función del tipo de necesidad.
- Estudiar la eficacia y la eficiencia de los mecanismos de flexibilidad.
Teniendo en cuenta las características técnicas y económicas comentadas anteriormente, se ofrecen distintas soluciones para que una DSO tenga la capacidad de facilitar mecanismos y servicios de flexibilidad. Dichas soluciones son las siguientes:
- Soluciones basadas en el mercado común coordinado TSO-DSO. Destinado a situaciones que tengan un potencial impacto de servicio de flexibilidad sobre la red.
- Soluciones basadas en el diseño de mercados locales. Dirigido a situaciones que tengan un menor potencial impacto sobre la red.
- En situaciones de baja liquidez, existen otras opciones:
- Emplear productos de flexibilidad a largo plazo como contratos bilaterales o subastas.
- Implementar un control de precios supervisados por el regulador.
Adicionalmente, existe un conjunto de recomendaciones regulatorias para que las DSO puedan utilizar la flexibilidad: a) implementación en la regulación nacional del artículo 32 de la Directiva Europea 2019/944, que permite a las DSO incorporar y activar servicios de flexibilidad y desarrollar procedimientos de operación para resolver las restricciones técnicas en la red; b) regulación de las relaciones entre los nuevos mecanismos de flexibilidad con los mecanismos existentes (mercados actuales y procedimientos de operación); c) integración de los criterios de acceso y conexión de los diferentes mecanismos de flexibilidad; d) revisión del marco retributivo de las DSO para desarrollar incentivos capaces de adoptar servicios de flexibilidad.
CEMOSA apuesta por liderar este cambio y ser un referente en el sector energético
En este contexto, CEMOSA apuesta por liderar este cambio y ser un referente en el sector energético. Desde la empresa se apuesta firmemente por una red eléctrica completamente flexible y fiable, que garantice un suministro de energía de gran calidad, ya que colabora en el desarrollo de la tecnología necesaria y cuenta con los recursos y las capacidades para afrontar la flexibilidad de las redes eléctricas.